El trabajo desde casa, conocido como home office, podría ser una tendencia en aumento cuando finalice el confinamiento sanitario por la COVID-19 e inicie la llamada nueva normalidad, pues ofrece beneficios de tipo sanitario y económico, consideró el catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de México, Daniel Arturo Cernas Ortiz.
En el marco del Congreso Internacional “La nueva normalidad en la empresa mundial”, organizado en línea por el Centro Universitario UAEM Amecameca, el especialista en Gestión y Administración manifestó que en el año 2017 alrededor de 33 por ciento de la población económicamente activa de Suecia y 37 por ciento de Finlandia reportó desarrollar teletrabajo.
En tanto, en México, a finales de 2014, 5 por ciento de la población económicamente activa reportó trabajar desde el hogar, por lo que la Ley Federal del Trabajo ha regulado y promovido el home office como un beneficio laboral, sostuvo el docente de la Facultad de Contaduría y Administración de la UAEM.
Indicó que la pandemia de COVID-19 obligó a empresas del país y el mundo a adaptar su organización, con el propósito de disminuir los traslados y salvaguardar la salud de las personas, por lo que en algunas naciones se preguntan sobre la viabilidad económica de contar con grandes complejos de edificios para el trabajo.
Durante esta temporada de confinamiento, detalló, se fortalecieron aspectos como la resiliencia, el optimismo y los procesos de socialización, comunicación, supervisión laboral y motivación vía remota. Es posible, dijo, que las nuevas formas de reclutamiento laboral impliquen la búsqueda de nuevas habilidades y la necesidad de capacitarse en el uso de tecnologías.
Daniel Arturo Cernas Ortiz señaló que deben tomarse en cuenta implicaciones emocionales que ha reportado la Academia Mexicana de Medicina durante el distanciamiento social, entre las que destacan problemas para conciliar el sueño, falta de apetito, depresión y estrés laboral.