Dignidad humana, guía para regular relaciones entre las personas

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La dignidad humana tendría que ser una guía, una brújula para regular las interacciones, las relaciones e ideas entre las personas, partiendo del principio de que todos los seres humanos tienen el mismo valor y los mismos derechos; sin embargo, la cosificación aún sigue enraizada en la sociedad, indicó la especialista en equidad de género, Myriam Brito Domínguez, para la Universidad Autónoma del Estado de México.

Al dictar la conferencia virtual “Feminismo y violencia de género”, en el marco de las actividades que realiza la Coordinación Institucional de Equidad de Género (CIEG) de la UAEM, la experta sostuvo que históricamente la humanidad ha tenido la tendencia a hacer divisiones jerárquicas, a diferenciar en seres superiores e inferiores.

Ello, abundó, ha llevado a cosificar a las personas, principalmente a las mujeres y aunque en la actualidad existe normatividad universal en materia de derechos humanos y acciones que pugnan por organizaciones de tipo horizontal, en la práctica parecen no funcionar exitosamente para establecer tratos de igualdad y equidad.

En ese sentido, manifestó que estas jerarquías, como las que están en función del género, se encuentran profundamente arraigadas en la estructura social, la cual ha sido naturalizada, por lo que acciones de violencia hacia la mujer por parte de los varones, en cualquiera de sus tipos, históricamente ha sido vista como normales y justificadas.

Refirió que la violencia siempre tiene un fin y para que ocurra es necesario, previamente, un acto de deshumanización, de cosificación, convertir consciente o inconscientemente a las mujeres, niñas, indígenas y pobres en cosas.

En este contexto, reconoció que uno de los retos como sociedad es que esta violencia deje de estar justificada como una acción que se merecía la víctima. “En el caso de las mujeres la violencia puede justificarse por hechos como que no tenía lista la ropa o la comida para el padre, esposo o hermano; el usar minifalda en la calle”.

Agregó que la violencia siempre deja secuelas como ataques de ansiedad, depresión y enfermedades que provienen de un sistema inmunológico deteriorado, entre otras.

En ese sentido, afirmó que, aunque existe un marco jurídico, es necesario cambiar la perspectiva sobre los actos de violencia naturalizados en la estructura social donde están arraigados.

 

* Fotografía tomada de internet.