Palabras vacías ante violencia contra mujeres en Edoméx

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Diana, Nadia, Julia fueron asesinadas, Daniela está desaparecida, sus casos trascienden debido a la actuación omisa de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, al punto que su titular, José Luis Cervantes pidió una disculpa pública a sus familias por el mal actuar de la institución, la cual fue rechazada.

Tras varios años de pedir que la institución diera la cara a las familias de víctimas de feminicidios, el día llegó, funcionarios, aquellos funcionarios a los que se les solicitó investigaran sus muertes o intervinieran en las investigaciones, tuvieron que escuchar el significado de perder una hija, una hermana, una madre.

El Fiscal reconocía que la actuación de la institución agravó “el dolor y la pena” de las familias; logrando recordarles porque seguían en busca de justicia y sobre todo dándoles la oportunidad de decirle a la cara “no aceptamos su disculpa”.

Diana tenía 24 años cuando la mataron; abusaron sexualmente de ella y la asfixiaron, su cuerpo fue localizado en cerca del Centro de Justicia de Nezahualcóyotl sin ropa y en estado avanzado de descomposición.

Antes de enterarse de su muerte, su familia intentó poner una denuncia por desaparición, fueron ignorados por las autoridades; hasta hoy no se sabe quien atentó contra la joven alenté del ejercicio y la lectura.

Nadia tenía 24 años cuando le arrebataron la vida a golpes, su esposo y cuñado la mataron frente a sus hijos, para luego montar una escena y decir que se había suicidado.

Los niños narraron lo sucedido y las autoridades no les creyeron, dejando el libertad a uno de sus asesinos; después de la lucha familiar fue hasta el 2017 que lograron que el esposo fuera condenado por su homicidio.

Julia Sosa es uno más de los rostros de las mujeres desaparecidas y asesinados en el Estado de México. En el 2018 sus hijas denunciaron ante la fiscalía su ausencia, las ignoraron; ocho meses después su cuerpo fue descubierto enterrado en el rancho donde trabajaba su pareja. Las Justicia aún no llega para su familia.

Daniela desaprecio en el 2015 en Tlalnepantla, hasta hoy se desconoce qué le pasó o dónde está.

Estas cuatro historias fueron las que propiciaron las disculpas públicas del Fiscal, y aunque fue a solicitud de organizaciones, de las propias familias, lo que se busca en realidad era un reconocimiento de la inacción, la revictimización y la injusticia por la que atravesaron. Tan sólo la oportunidad para decirle de frente a la institución “NO ACEPTAMOS LAS DISCULPAS”